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TESTIMONIOS DE HIPNOPARTO

EL NACIMIENTO DE Noah

LA EXPERIENCIA DE KONCHy, MAMÁ DE Noah 

"Un embarazo lleno de Braxton hicks"

Este embarazo he estado teniendo muchísimas Braxton Hicks cada día, y no 5, 10, 20 al día, sino muchas muchas más, sobre todo hacia el final del embarazo y en momentos puntuales como cuando cogí un virus estomacal unas semanas antes de dar a luz y las Braxton hicks se dispararon. Llegué a tener olas cada 3-4 minutos durante horas. Pero yo sabía que esas no eran olas de parto, sino preparatorias. Así que confié en mi cuerpo, mi bebé y me mantuve a la espera día tras día con olas de Braxton constantemente, sobre todo en cuanto me levantaba o paseaba o hacía algo que incluyera un mínimo esfuerzo.

 

"Semana 39 y luna llena"

Tenía la sensación de que me pondría de parto en la semana 39, ya me sentía bien gordita y a la nena con buen tamaño dentro de mí, mayor que su hermano mediano, pero también sabía que el ciclo en el que me quedé embarazada fue especialmente corto (normalmente tengo ciclos largos e irregulares) Aún así, no me hacía muchas ilusiones, porque mi instinto en este aspecto con mis anteriores partos había sido bastante nefasto.

 

La semana 39 llegó y se avecinaba una luna llena el fin de semana del 22 de junio, pero justo ese fin de semana, mi matrona Blanca no estaba de guardia por estar fuera de la ciudad, así que, bromeamos un poco diciendo que como ese finde ella no iba a estar, a pesar de ser un finde con muchas papeletas para ponerme de parto, que mejor dejáramos el momento parto para el lunes 24 que ella ya estaba de guardia (como si yo pudiera elegir... jaja). Entre risas quedamos en eso, que me pondría de parto el lunes 24 para que ella pudiera asistir (spoiler: luego aún cumpliendo yo mi parte… no llegó a tiempo para el nacimiento.

"ACERTÉ EL DÍA DE MI PARTO"​

Una semana antes del parto, en el canal de difusión de mi perfil de Instagram Tu Parto, puse una porra para darle algo de juego y emoción a la espera, teniendo en cuenta que mis anteriores partos habían sido en la 40+4 y en la 40+2 propuse tres opciones para elegir:

Ponerme de parto en la semana 40

Ponerme de parto en la semana 41

Ponerme de parto el lunes 24 (el día fijado con mi matrona) donde yo estaría de 39+5 semanas de embarazo.

 

Mi cuerpo decidió esperar pacientemente el fin de semana de luna llena, pero en la noche de San Juan, ya comenzando el día 24, tempranito, el proceso decidió arrancar como si de una programación se tratase.

 

Me desperté a las 4:30 sintiéndome aún yo, sin ninguna señal que hiciera preveer que esa misma mañana 

(4 horas y media después) daría a luz a mi tercer bebé. Me levanté, fui a hacer pis (clásica visita al wc de cada noche para vaciar la vejiga) y me volví a la cama como si nada, escuchando mis audios de relajación por los auriculares, me volví a dormir, como cada día."Semana 39 y luna llena"SS 

"COMIENZA EL PARTO"

Sobre las 5:40 me despierto para intentar cambiar de posición (cosa que es súper complicada en el tercer trimestre y requiere de bastante esfuerzo y destreza a esas alturas), y fue entonces cuando sentí una “ola diferente”. Al ser mi tercer parto ya sabía yo que esa ola no era una Braxton Hick, sino que había un trabajo muscular efectivo ocurriendo en mi cuerpo, sentía la tirantez de los músculos tirando hacia arriba para ir abriendo paso, dilatando el cérvix.

 

Esperé cauta, escuchando a mi cuerpo y efectivamente, a los 3-4 minutos volví a sentir otra igual. La ola se acompañaba de un dolor moderado en la zona lumbar que me recordaba totalmente a mi parto anterior.

 

Me levanto y vuelvo a ir al baño y espero encontrarme el tapón mucoso en la braguita, como me pasó en mis anteriores partos, pero no había nada. Eso sí, mi cuerpo empezaba a “vaciarse” y esto para mí, junto a las olas, es señal de parto. 

 

Volví a sentir otra ola igual. Me lavé muy bien las manos y decidí hacerme un tacto yo misma simplemente para ver y conocer cómo estaba trabajando mi cuerpo. 

Mi cérvix estaba blando y anterior, cosa que era buena señal, pero no había dilatación alguna, ni borramiento. 

 

Oficialmente NO estaba de parto, pero yo sabía que sí, que el proceso había comenzado. Justo al levantarme del wc, a los 4 minutos o así, noté otra ola que confirmaba mis sospechas.

 

Mi marido y mis hijos seguían durmiendo, yo aún seguía con mis audios de relajación sonando por los auriculares y decidí escribir un mensaje (antes que nadie) a las 5:55 a mi fotógrafa de partos, a mi queridísima Lucía de @luna.birth.pic

 

Básicamente le di los buenos días y le dije que había tenido 3-4 olas “diferentes” que creía que el proceso había comenzado y que quizás sería conveniente que se fuera viniendo hacia mi casa (estaba a 30-40 minutos de camino) porque tengo antecedentes de partos rápidos y no quería quedarme sin mi proceso documentado.

"EMPEZAMOS A PREPARAR EL SALÓN Y AVISO A LAS MATRONAS"

Sobre las 6:20, mi marido se despierta, al igual que ocurrió con mi primer parto, (esto es rarísimo, el duerme siempre del tirón, pero algo lo hizo despertar, llámalo una premonición) y me lo encuentro en las escaleras. Le digo que creo que el proceso ha comenzado y me dice, ah guay, genial y se queda tan pancho, transmitiendome esa tranquilidad suya que tan bien me venía en ese momento. Nos subimos al salón y empezamos a preparar. Piscina, luces, liana, aromaterapia… Yo sigo con mis auriculares y mis audios de relajación de hipnoparto. 

 

A las 6:30 aviso a las matronas para que sepan que esto comienza, pero que aún no las necesito aquí, que prefiero esperar a ver cómo evoluciona (mi parto anterior se desaceleró justo después de llamar a las matronas y para cuando llegaron a casa, mi parto se había parado… como una falsa alarma, luego no fue así, pero quería evitar repetir la situación)

 

Le escribí a Jessica, un encanto de matrona del equipo de Ocean Comadronas @oceancomadronas

Ella estaba de guardia y, Blanca, mi matrona de referencia (y que atendió mi parto anterior en casa), no comenzaba su guardia hasta las 8 de la mañana. Era poco después de las 6:30 por lo que no quise molestarla aún. Jessica respondió al momento diciendo que daría el aviso a las compañeras y estarían pendientes del móvil para cuando yo las necesitara, venir a casa (estaban también a media hora de camino)

 

A todo esto los peques seguían durmiendo y mi marido tenía la piscina lista y llenándose. Le pido que me ponga la tens y comienzo a usarla con cada ola.

 

Las olas seguían viniendo cada 3, 5, 4, 6 minutos. Bastante irregulares, pero iban ganando en intensidad y el dolor en la espalda se iba haciendo cada vez más incómodo. 

 

Me fui a surfear las olas a la liana casera en el salón, pues yo veía que venían potentes, rápidas y difíciles de gestionar. En la liana, me concentré en respirar y relajar de forma consciente la zona pélvica mientras buscaba la postura colgada de las manos y surfeaba las olas con los audios de relajación aún sonando por mis auriculares.

 

Tenía sed, me tomé un zumo bien fresquito y seguí en mi mundo pensando, que al final el día esperado ya estaba aquí y que había acertado de lleno la porra que compartí en el canal de difusión!

 

A las 6:54, básicamente una hora después de despertarme, envié una foto al canal con la bañera llenándose y diciendo que parecía que iba a ganar yo la porra! No pude compartir nada más porque todo empezó a intensificarse muy rápido.

"SE DESPIERTAN MIS DOS HIJOS"

Más o menos en ese momento, una vez estaba todo listo y la piscina llenándose, se despertaron mis peques, primero el pequeño y poco después el grande. Mi marido les habló tranquilamente y les explicó que su hermanita estaba en camino y que sería de mucha ayuda que estuvieran más o menos en silencio y dejaran espacio a mamá para relajarse que estaba haciendo un trabajo duro.

 

La verdad es que es increíble todo lo que llegan a entender los niños y su capacidad de adaptarse a la situación. Vinieron a darme un abrazo y un beso y se pusieron a jugar muy muy bien juntos, ni me di cuenta que estaban alrededor. Poco después le recordé a mi marido que habíamos preparado para ellos una sorpresa para la ocasión (unos juegos de piezas magnéticas) que tuvo un gran éxito y se bajaron a su habitación a jugar.

 

Sobre las 7:15 llegó Lucía, mi amiga y fotógrafa que iba a documentar el nacimiento de Noah. No hablamos mucho, tampoco me apetecía en esos momentos, pero me alegraba que ya estaba allí y empezaba a preparar el equipo. Básicamente la saludé, hablamos rápidamente de la situación y las sensaciones y me puse a lo mío. Mi cuerpo me iba pidiendo desconexión y pensar poco. Me quité los auriculares y pedí a mi marido poner el altavoz con música relajante.

 

De fondo sonaba la música que había estado escuchando todo el embarazo, que me relaja y me ayuda a desconectar. Os recomiendo que escuchéis, @ChantressSeba. Mientras escuchaba la música, surfeaba las olas lo mejor que podía. En poco tiempo se habían intensificado y empezaba a vocalizar con cada ola. El dolor se hacía más intenso y me abrazaba como un cinturón de gran intensidad, sí, sentía dolor, desde la parte baja del vientre hacia atrás, hacia las lumbares.

Me resultaban muy difíciles de manejar estas olas, pero con la respiración y la TENS más o menos las iba llevando.

"MI NEOCÓRTEX ME HACÍA DUDAR"

Pero yo no hacía más que pensar que las olas eran muy duras y se iban a intensificar aún más, que pronto iban a ser más difíciles de sobrellevar y que aún me quedaba lo peor… mi neocórtex jugándome una mala pasada y haciéndome dudar de mi misma,. sí, sentí algo de miedo por lo que se avecinaba, pero intenté no pensar más en ello y concentrarme en mi trabajo, en desconectar, respirar y relajar.

 

Sobre las 7:49 entra mi marido y nos damos un abrazo, me agarro a él durante una ola y poco después le digo que ya es momento de avisar a las matronas para que vayan viniendo para casa y le doy el teléfono para que les escriba, a mí ya no me apetece. Ya si que siento que necesito a alguien que me confirme que todo esté bien y que esté ahí por si surge algún imprevisto obstétrico.

 

"SOBRE LAS 8AM ESTABA DE 2-3CM Y LA PISCINA PINCHADA"

Sobre las 8, decido ir al baño a vaciar la vejiga y de paso, hacerme un tacto. Estaba de unos 2-3cm. Para cualquier otra mujer esto hubiera sido un bajón, para mí, es progreso y mi cuerpo está haciendo su trabajo, aunque es verdad que la intensidad se sentía muy superior al progreso en cm. 

 

Sigo en el salón, con mi música, mi TENS y mi liana. Mis peques vienen de vez en cuando a verme en silencio o contarme algo, pero prácticamente estoy sola todo el tiempo. 

Estoy muy concentrada, pero de vez en cuando, escucho un sonido que me distrae. Tardo un poco hasta darme cuenta que es la piscina. Está perdiendo aire y la estructura de plástico cruje de vez en cuando. Le mando un mensaje a Jésica y le comento que la piscina pierde aire, que si pueden traer otra de repuesto, pero no consigo escuchar su respuesta debido a una ola intensa, sinceramente, a esas alturas me daba un poco igual y le paso el móvil a mi marido para que se ocupe él. 

 

Poco después, a las 8:25, llega Jessica con una sonrisa. Recuerdo decirle que las olas son intensas y poco más. Ella me pregunta si puede monitorear con el Doppler al bebé tras la siguiente ola y le digo que si. No encuentra el latido de primeras porque lo busca en mi lado izquierdo. Le digo que pruebe en el derecho que es donde está colocada. Y un poquito por debajo del ombligo lo encuentra fácilmente. La beba está perfecta, así que a continuar con el trabajo.

 

Vocalizo cada vez más fuerte con cada ola y la TENS parece que no me da alivio suficiente, le subo la intensidad (un poco frustrada conmigo misma) pero sigo intentando animarme. La liana es mi aliada en esta ocasión y me ayuda a tomar posturas que no había probado nunca antes. De pie, estirada hacia atrás, mientras sostengo mi peso colgada de la liana.

 

Lucia entra y sale del salón capturando distintos momentos, pero realmente yo no siento su presencia en absoluto y la cámara es totalmente silenciosa.

 

No sé cómo me voy a poner, pruebo apoyada sobre la pelota, pero no encuentro alivio, en la siguiente ola me voy sobre el borde de la piscina que se hunde demasiado (sigue perdiendo aire), pero tampoco me da alivio. Así que vuelvo a la liana.

 

Le digo a mi marido que la piscina, aunque mantiene el agua dentro, está floja y creo que pronto me voy a querer meter. Él y Jessica se ponen a inflarla y así la vamos manteniendo ya que parece ser un pinchazo pequeño y pierde aire poco a poco. Mi marido nota que los parches de mi TENS no tienen buena adherencia (ya los había utilizado en bastantes ocasiones antes del parto) y decide ponerme unos nuevos. Estos si que se pegan mejor a la piel, no se arrugan y siento mucho mejor el efecto de la TENS sobre mi piel. Le digo a mi marido que es súper intenso este parto y él me recuerda que puedo hacer esto, que ya lo estoy haciendo, que siga así! Que lo estoy haciendo genial (yo no me lo termino de creer, pero sus palabras me dan aliento y esperanza).

 

"A LAS 8:45 ROMPO LA BOLSA"

Sobre las 8:45, tengo una ola muy muy intensa y en medio de la ola siento un ‘plof’ en mi lado izquierdo bajo. Inmediatamente y en el punto más intenso de la ola, siento que pierdo un líquido bien calentito. Me toco para descartar que fuera un sangrado. Pero no. No me lo podía creer. ¡Acababa de romper la bolsa! Es la primera vez que experimento una rotura de bolsa.

 

Con manos algo inseguras debido a la intensidad me hago el que será mi último tacto. Calculo que estaba de unos 5-6cm, yo esperaba estar más avanzada pues las olas me estaban empezando a desesperar, pero lo que sí noté diferente fue que la cabeza del bebé había bajado considerablemente y el cérvix se sentía abombado. 

 

Me acuerdo de la importancia de vaciar la vejiga para facilitar el proceso a mi bebé. Bajo las escaleras y justo me da otra contracción, bien intensa. Me agarró al lavabo y me pongo de puntillas. Es duro, mucho. Se me pasa por la cabeza la posibilidad de parir ahí mismo en el baño, en la siguiente contracciones, pero no es lo que quiero y me apresuro a terminar. Empiezo a dudar de mi capacidad y pienso, que seguro aún me queda un buen rato, pero que a este ritmo y potencia no se cuánto más voy a poder aguantar.

Esto es algo que no me había pasado en ninguno de mis partos anteriores. Ese dudar, ese miedo a que se intensifique más y no pueda manejar bien el dolor…

Conseguí hacer pis y volví a subir arriba al salón.

10 minutos después me encuentro sobrepasada. Ya había llegado y superado mi límite. Me sentía desesperada. Pensamientos tipo: “ya no hago esto más ni loca”, “esto no hay quien lo aguante”, “no me extraña que las mujeres pidan epidural”, “esta es la última vez”, ”estoy loca perdía por querer parir de nuevo”... Y todas esas cosas que se dicen en la fase de transición. ¡Pues no me di cuenta que habíamos llegado a ese punto!, estaba convencida que aún me quedaba un poquito más de tiempo.

"DESESPERADA PIDO ENTRAR EN LA PISCINA SIN SER CONSCIENTE DE QUE QUEDA POCO"

Con todos estos pensamientos y desesperación, sobre la 8:55 pido entrar en la piscina, que me quiten la TENS que me meto ya, que esto es demasiado y necesito un cambio.

Comprueban la temperatura y vuelven a inflar la piscina para que aguante hasta el final.

 

La piscina me da un gran alivio al entrar, aunque no lo suficiente.

Comienzo a tener una ola super mega intensa y no sé cómo me voy a poner. En mitad de la contracción me empieza a dar un calambre en la pierna y la combinación es bestial! Pero consigo que al menos, el calambre, no vaya a más. También siento ligeramente como la cabecita baja un poco más. 

 

Mientras espero a la siguiente ola, empiezo a sentir miedo por lo que viene, pero me digo a mi misma que yo puedo, que lo estoy haciendo genial y que ya queda poco. Creo que es en este momento donde me doy cuenta que el momento está muy cerca y le digo a mi marido que avise a Lucía (la fotógrafa), que no la veía, porque no queda mucho y no quiero que se pierda el nacimiento.

 

En este momento, yo no soy consciente, pero mi marido y mis hijos están pendientes, detrás mía, apoyados en el borde de la piscina, esperando el momento que es inminente. 

La siguiente ola ya era diferente, fue muy muy dura, pero pude sentir como mi bebé descendía, empezaba a emerger y el aro de fuego hacía su aparición confirmando mis miedos anteriores, bestial, animal. Cambié mi respiración por un jadeo corto, para no forzar la salida y darle tiempo al periné a que se expanda como debe. Y pocos segundos después nació la cabecita, sentí un gran alivio y tuve un merecido descanso de unos minutos.

 

El dolor en las lumbares era intenso, pero me animó mucho el tocarle la cabecita a mi bebé, bajo el agua, tan suave… y el pensar que “lo peor” ya había pasado. Una ola más y listo.

 

A los pocos minutos (no sé si fueron 2 o 3), sentí otra ola intensa, pero más llevadera, que empujaba el resto del cuerpo de mi bebé hacia el exterior, de nuevo, sin que yo tuviera que hacer nada de forma activa. La fuerza y potencia de mi útero empujando era más que suficiente.

A"A LAS 9:04 NACE NOAH CON EL CORDÓN  ENROLLADO"

A las 9:04 salió el resto del cuerpo y yo misma la saqué del agua y recogí a mi bebé. Lo primero que noté es que tenía el cordón enrollado en el cuerpo, por detrás del cuello y por encima de los dos hombros. Se lo desenrede con tranquilidad y entonces sí, pude traerla a mi pecho, abrazarla y darle la bienvenida.

Noah, al igual que mi primer bebé, no lloró, sólo hizo un par de quejidos muy suaves, pero era más que obvio que estaba fenomenal, muy tranquila y a la vez con buen tono muscular y buen color.

 

No recuerdo la reacción de los demás, sólo recuerdo que por unos segundos sólo estábamos ella y yo en la habitación, conociéndonos en esos primeros momentos de vida a través de la piel, mirándonos… muy mágico.

 

Mis peques se acercaron a conocer a su hermana, y estaban muy contentos de su llegada. Habían visto todo el proceso, desde la calma y el conocimiento, en silencio (ya habíamos visto muchos vídeos de partos naturales juntos para que supieran lo que iba a ocurrir), tenían el proceso normalizado, incluso mis gritos y sonidos. Es increíble lo bien que se adaptaron y lo natural que vivieron todo el proceso. 

 

A las 9:15, 10 minutos después de nacer Noah, llegó Blanca, mi matrona de referencia, yo ya tenía a mi bebé en mis brazos y todo lo que me salió decirle fue: “¡te lo has perdido tía!” 

 

Unos minutos después perdí algo de sangre en la bañera, poco, pero es algo que no me había pasado con mis anteriores (no había sangre hasta que nace la placenta)

 

Mi placenta aún estaba por hacer su aparición, pero mientras tanto, mis peques pensaron que sería buena idea entrar en la piscina para ver a su hermana más de cerca, incluso estando el agua rosada de la pequeña pérdida de sangre. No fueron muy escrupulosos en esos momentos y se metieron conmigo. Yo pensé que sería bueno para promover mi oxitocina natural.

 

"EL NACIMIENTO DE LA PLACENTA NO FUE FACIL"

Estaba sentada descansando, mirando a mi nueva bebé y comentando el proceso, cuando sentí de nuevo una ola intensa. La placenta quería salir. Se me volvía a coger el dolor en la espalda con cada contracción, haciéndolas bastante difíciles de sobrellevar y más cuando no te puedes mover como te pide el cuerpo porque estás sosteniendo un bebé en tus brazos que aún está conectado a través del cordón umbilical.

 

Mi marido pidió a mis peques que salieran de la piscina para darme más espacio.

Tuve varias olas intensas hasta que mis matronas me ayudaron a cambiar de posición, de rodillas. 

 

Estaba de rodillas, aún sosteniendo a mi bebé con una mano y con la otra agarrándome al borde de la piscina e inclinándome ligeramente hacia un lado, mi matrona haciendo contrapresión con sus manos en mi espalda baja, para ayudar a calmar el dolor. Ayudaba sí, pero no me pareció suficiente. Aún así, en esta posición la placenta salió fácilmente. Jessica la recogió, está vez yo no me sentía con fuerzas para ello. Me giré y me senté apoyada en la piscina descansando tras el tremendo esfuerzo y sin poder terminar de creer que ya estaba todo hecho, lo había conseguido, otra vez, aunque se que será la última y este dato me entristece muchísimo.

 

Me quedé en la piscina un ratito más, descansando, añadieron más agua caliente para mantener la temperatura para la bebé y volvieron a inflaron la piscina para que aguantara un poquito más y allí estuvimos un rato charlando. 

 

Pero la piscina seguía perdiendo aire y poco a poco me iba hundiendo. Ya no estaba tan cómoda, también porque el agua se estaba enfriando y decidí salirme y tumbarme en el sofá.

 

Yo tenía a Noah encima agarrada al pecho, tomando su primer calostro.

Ahí mismo fue cuando hizo su primera caca, encima mia, y poco después su primer pipí, encima mía también, jajaja.

"PERDÍ UN POQUITO MÁS DE SANGRE DE LO NORMAL"

 

Examinamos la placenta todos juntos y vimos que había un gran coágulo adherido a la cara materna de la placenta. Blanca calculó que habría unos 500ml. Más la sangre que ya había perdido y que seguía perdiendo (aunque poca) al final tuve unos 700ml de pérdida. Un poquito por encima de lo que se considera normal.

 

Cómo seguía sangrando, Blanca me hizo un masaje uterino. No os voy a engañar, no fue agradable en absoluto y dolió bastante, pero consiguió que el útero se contrajera lo suficiente para detener el sangrado por completo, sin necesidad de medicación, ni nada más.

 

A todo esto no tuve ningún desgarro, sólo una pequeña laceración que no necesitó de sutura y un pequeño hematoma que desapareció a la semana o así.

 

Mi hijo mayor cortó el cordón, estuvo súper interesado por todo el proceso, no solamente sobre la placenta, sino todo lo que aconteció ese día.

 

"IMPRIMACIÓN DE LA PLACENTA"

 

Después de cortar el cordón Blanca y Jésica hicieron imprimación junto a mis hijos, mis peques disfrutaron muchísimo de esta actividad y quedaron unas imprimaciones muy bonitas. El resto de la placenta fue al congelador para que sea procesada más adelante, ya os contaré qué haré con ella.

 

En algún momento después pregunté si podíamos pesar a la bebé, sentía curiosidad, pero mis matronas se olvidaron de traer la báscula. Así que tuvimos que improvisar.

Como anécdota, pesaron a Noah en una báscula de cocina, encima de un colador con una mantita y pesó 3,180gr

 

Poco después las matronas y mi marido comenzaron a recoger todo mientras yo disfrutaba de mi bebé tumbada en el sofá de mi casa.

 

A las pocas horas estábamos ya los 5 solos en casa, como familia numerosa, conociéndonos y adaptándonos al nuevo caos.

"IMPRESIONES FINALES"

En resumen, he de confesar que este parto ha sido, para mí, el más duro de los tres desde el punto de vista de dolor, me ha llevado más allá de mi límite, me ha hecho cuestionarme mi capacidad de parir y de aguantar y casi me hace tirar la toalla.

A pesar de lo rápido que fue, básicamente 3 horas, en este parto he experimentado sensaciones diferentes a mis anteriores. Dolor en abdomen y espalda, más intensidad, rotura de bolsa, vuelta del cordón, pequeña hemorragia, masaje uterino, pinchazo en la piscina, segunda matrona que no llega a tiempo... 

 

Cómo siempre, no hay dos embarazos iguales y no hay dos partos iguales, prepárate para cada uno de ellos como si fuera el primero porque nunca sabes hasta dónde te va a poner a prueba y siempre siempre, sea como sea tu parto, disfruta de la experiencia, sólo ocurre una vez en la vida.

 

 

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